lunes, 21 de diciembre de 2015

Segunda corrección. Adaptación Toda clase de pieles

He realizado la adaptación del cuento de los Hermanos Grimm para niños de 8 – 9 años.


TODA CLASE DE PIELES

Érase una vez un rey y una reina que vivían en un castillo en lo alto de la montaña. Ansiaban ser padres y al cabo de un tiempo tuvieron una princesita linda como su madre, aunque al principio el rey quería un varón, lo cierto es que enloqueció de alegría cuando tuvo a la pequeña Irene en sus brazos. Pero no todo había ido bien en el parto, unas fiebres se apoderaron de la reina y los doctores poco pudieron hacer por ella, viéndose sin fuerzas para seguir viviendo la reina llamó a su marido y le dijo:
Esto que te entrego se lo darás a nuestra hija Irene cuando sea mayor y comprenda su significado, se sentirá amada y protegida.

Le entregó una cadena con tres pequeñas figuras de oro, una flor de azahar regalo del rey al enterarse del embarazo de la reina, un pez que era el recuerdo del horóscopo de la princesa y un anillo de agua marina, como el color de los ojos de su hija.
Pocos días después la reina falleció.

El reino estaba desolado por la gran perdida, el rey no encontraba consuelo, por eso sus consejeros trataban por todos los medios de entretenerle, organizaban bailes, cacerías…
Mientras, la princesa crecía arropada por las nodrizas y su padre, consiguieron que fuera una niña feliz. Tenía el carácter abierto y dicharachero de su madre, a la vez era muy tenaz.

En la comarca vecina había un rey empeñado en casarse con Irene y su padre aceptó la unión de su hija con el rey Federico.
Enterada Irene no quería bajo ningún concepto casarse con Federico, buscó la manera de ganar tiempo. Pidió como condición a la boda tres vestidos:
Uno hecho de zafiros con todos los tonos azules del cielo después de la lluvia, 
Otro hecho de rubís para que su color rojo fuera como una puesta de sol,
El tercero con esmeraldas para que su color verde fuera como los prados del castillo donde había sido tan feliz.
Pensaba que este encargo sería imposible de lograr y así no se vería obligada a aceptar una boda que no quería.

El rey mandó buscar por el mundo las piedras preciosas, no resultaría fácil, pero pasados los meses empezaron a llegar al castillo las joyas para confeccionar los vestidos, los sastres pronto los tuvieron confeccionados. Cuando Irene vio que la condición de los vestidos se había cumplido, fue al rey y le pidió un abrigo con un pedacito de toda la clase de pieles de todos los animales. El rey un poco molesto accedió y envió a sus cazadores a conseguir las pieles de los animales para confeccionar el abrigo, pasaron muchos meses y las pieles iban llegando al castillo, por fin el abrigo estuvo terminado.
Viendo que no había vuelta atrás y que tendría que casase, Irene planeó escapar del castillo.
Con mucha cautela preparó las cosas que se iba a llevar consigo: los tres vestidos, la cadena con los colgantes que le había dejado su madre y el abrigo de toda clase de pieles.

Aprovechó una noche y huyó camuflada entre los enseres de un carro. Por el día se escondía en los huecos de los arboles y las cuevas del bosque y por las noches corría y corría queriendo llegar muy lejos y que no la encontraran los soldados que seguro la estaban buscando. 
Desde que huyó apenas había comido más que algún fruto y alguna raíz, estaba sucia y delgada.

Un día unos cazadores la encontraron tiritando de frio al lado de un árbol, aunque intentaron saber quien era y de donde venia, ella no soltó prenda. La llevaron a un castillo cercano, allí intentaron asearla y ponerla ropa limpia, pero ella se retorció y opuso tal resistencia que así la dejaron. Pasaría a ser ayudante del cocinero, a este no le hizo mucha gracia pero poco a poco fue cogiéndola cariño.
Irene seguía escondiendo su verdadera identidad vistiendo ropas humildes y llevando el abrigo protector.

Había pasado mucho tiempo desde que salió de su hogar, era poco más que una niña y se había convertido en una bella joven.

En el castillo se iba a celebrar un gran baile que duraría tres noches y que serviría para que el joven rey Pedro encontrara esposa.
Cuando Pedro pasaba por la cocina, Irene le miraba con ojos tiernos, pues se había ido enamorando pero para él era una cocinera andrajosa cubierta con un abrigo extraño.
Como ella quería a toda costa acudir al baile, terminó sus faenas y con el permiso del cocinero subió a su habitación y se arregló para la ocasión. Llegó ataviada con su vestido color azul, con todos los tonos azules del cielo después de la lluvia, al llegar todas las cabezas se volvieron y Pedro se abrió paso para sacarla a bailar, era la joven más bella que él había conocido, bailaron un par de veces ya que Pedro se debía a todas las jóvenes asistentes, y al terminar el baile, la joven desapareció.

Irene llegó corriendo a la cocina donde volvió a ser la andrajosa ayudante y cubierta por su abrigo cocinó y subió una taza de caldo a la habitación de Pedro, en la puerta antes de entrar, dejó caer en el cuenco la pequeña flor de oro que llevaba colgando en su cadena. Cuando Pedro bebió el caldo vio que en el fondo del cuenco había una pequeña flor de oro.
¡Qué cosa más rara!, pensó el joven y sin dar más importancia al asunto se durmió.

A la noche siguiente se repitió la historia, Irene cameló al cocinero para que la dejara ir al baile, llegó bellísima con el vestido verde de esmeraldas del color de los prados.
Pedro volvió a bailar con ella, cuando intentaba saber algo de ella, ésta le respondía con evasivas, no quería dejar de bailar con ella pero eran muchas las jóvenes que esperaban su turno. Él intuía que ella era una princesa, por la forma de bailar, los vestidos de joyas que llevaba, pero al igual que en la primera noche cuando terminó el baile la joven del vestido de esmeraldas, desapareció.

Llegó Irene corriendo a la cocina a tiempo de cocinar el caldo para Pedro y se lo llevó a su habitación, esta vez dejó caer en el cuenco el colgante en forma de pez. Cuando Pedro lo encontró no supo que pensar; aunque indagó, el misterio continuaba.

La tercera noche el cocinero un poco enfadado no quería dejar ir a Irene al baile, ésta le decía:
Déjame ir que es la última noche. Y cariñosa le camelaba, hasta que logró el permiso para acudir.

Irene apareció con un vestido de rubís con el color rojo de la puesta de sol, Pedro como en las noches anteriores bailó con ella y aprovechando la cercanía colocó suavemente y sin que ella se diera cuenta un anillo en el dedo de Irene.
Al acabar el baile la joven desapareció como todas las noches, llegó a la cocina a tiempo de cocinar el caldo a Pedro, por el pasillo dejo caer el anillo de su cadena en el caldo. 

Cuando llegó con la bandeja Pedro ya estaba en la habitación, le dijo:
Espera un momento que me tomo el caldo y te llevas la bandeja.
Al beber vio que en el fondo del cuenco había un anillo, se levantó, cogió de la mano a Irene y le dijo:
Tú serás mi esposa, no niegues con la cabeza, no me engañas, bajo este abrigo se que eres tú, en tu dedo llevas el anillo que coloque mientras bailábamos, sé que los colgantes del cuenco me los ponías tu.

Irene estaba radiante, Pedro había quedado prendado de ella. Irene le contó toda su vida y como había tenido que salir huyendo del castillo, el juró que la defendería de todos y de todo.
Poco tiempo después todo el reino celebró la boda.


Cambios realizados en la adaptación:


- El motivo de la huida del núcleo familiar, hablar del incesto no lo veo apropiado para esta edad.
-Pongo nombre a los personajes, aunque en esta edad ya no es tan necesario, he preferido hacerlo para que los niños se ubiquen mejor y tengan mayor claridad.
-He añadido el personaje de Pedro, como figura destacada al ser el futuro marido.


Aspectos respetados en la adaptación:

-Hija feliz en familia estructurada.
-Muerte de la madre.
-Hija que huye del núcleo familiar.
-Vestidos, colgantes y abrigo que se lleva consigo.
-Amor entre los jóvenes.
-Boda real.

He intentado utilizar un vocabulario directo y sencillo, con frases no demasiado largas y algunos diálogos, así podrán seguir el relato con mayor facilidad.

A los niños de esta edad les gustan las historias en las que ocurren situaciones que les mantienen enganchados hasta el final. Tocan el tema de las aventuras y la fantasía. Son capaces de sacar deducciones y suelen identificarse con alguno de los personajes.


La narración de cuentos folclóricos ayuda a despertar en los niños el placer de escuchar relatos y a sumergirse en la lectura a la vez que estimula su imaginación.

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